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viernes, julio 31, 2009

¿Duerme usted, señora jueza?


Política
Jueves 30 de Julio de 2009
TalCual

Política

SIMÓN BOCCANEGRA

¿Duerme usted, señora jueza?

El ensañamiento contra los comisarios Simonovis, Vivas y Forero alcanza extremos de crueldad sin antecedentes en nuestra historia. Digo bien: sin antecedentes, porque dictaduras crueles hemos tenido, que torturaron hasta matar a muchos compatriotas. Basta recordar a Gómez y a Pérez Jiménez.

También acostumbraban mantener presos políticos durante años, sin juicio alguno. Pero lo que se hace con los tres comisarios alcanza extremos de sevicia psicológica quizás peor que la tortura física. Porque, a diferencia de los dictadores de la romana vieja, el chacumbelismo pretende recubrir todos sus actos de represión con una cobija de "legalidad". Los tres comisarios no están presos sin fórmula de juicio. No, juicio hubo; pero ¿qué juicio? Una mascarada miserable, en la cual fueron vulnerados todos los lapsos legales, reduciendo el "debido proceso" a una farsa grotesca que, a pesar de los esfuerzos de los abogados de los indiciados, los mantuvo literalmente indefensos, sin que el tribunal siquiera echara una ojeada a las pruebas de descargo presentadas por la defensa, para, finalmente, descargar sobre ellos las penas más severas que tribunal venezolano alguno haya dictado: treinta años de presidio.

Pero, ahora se les hace víctimas de un nuevo "procedimiento" canallesco: hacer imposible, hasta ahora, el ejercicio de la apelación. Esta no se puede ejercer hasta tanto el tribunal haya publicado el texto íntegro de la sentencia condenatoria. El COPP da al juez diez días hábiles de plazo para hacer esa publicación.

Pues bien, ya han trascurrido 117 días desde que fuera dictada la monstruosa sentencia y ni los comisarios ni sus abogados conocen las razones que llevaron a dictar tamaña condena y, por supuesto, no han podido llevar adelante la apelación.

A esta jueza, de apellido Calderón, podría preguntársele, parafraseando el título del famoso poema de Caupolicán Ovalles, allá por los años 60, "¿duerme usted, señora jueza