LA REVOLUCIÓN NECESARIA

LA REVOLUCIÓN NECESARIA
Por: Richard J. Vargas
Internacionalista
richardjosevargas@gmail.com

El mundo, por la energía de la verdad, va ir paulatinamente dejado a un lado la violencia como fórmula de dirimir conflictos, y esto será así no porque los líderes y los que generan matrices de conducta van a madurar o se están haciendo más humanistas, sino por una razón más gerencial: la técnica de guerra se está haciendo administrativamente muy costosa en hombres, recursos y opinión pública mundial. La violencia se va a ser poco a poco menos rentable, porque el planeta se está haciendo radicalmente más global, interconectado e interdependiente; obligándonos a tener una conciencia de “ciudadanos del mundo” con claras corresponsabilidades, en donde en criterio de los “empresarios de la guerra” no va a poder imponerse sobre el criterio de la paz y la urgencia de dedicar esfuerzos mancomunados a detener y revertir la destrucción de nuestro único hábitat.
Los recursos que históricamente han motivado la violencia: tierras, agua dulce, sal, petróleo, oro, mares, materiales ferrosos y no ferrosos, piedras preciosas, etc., con sus absurdos e increíbles pretextos ideológicos, religiosos, culturales e históricos (argumentos siempre explosivos) van a darle paso a un recurso que todos tenemos y del cual podemos disponer y compartir: la inteligencia; misma con la cual podemos infinitamente disfrutar “todos” de las bondades que nos ofrece la existencia en comunidad.
Esto no quiere decir que van a desaparecer totalmente los focos de violencia, sino que van a ser muy pocos, porque siempre habrá desadaptados (seres que odian a la sociedad, ergo, sociópatas) que apelarán a este mecanismo toda vez que carecen de la inteligencia y la razón para proponer realidades basadas en el diálogo, la negociación y la cooperación; pero la sociedad en pleno (cada vez más internacional) los mitigará.
El cambio necesario es la “Revolución de la Inteligencia”, del conocimiento guiado a resolver los grandes males y carencias de la humanidad; para procurar un mundo en donde no exista el hambre, los niños trabajando, las enfermedades masivas, las limitaciones inhumanas; realidades que impiden que el ciudadano desarrolle todo su potencial, sea feliz y (re) construya un planeta mejor para la generaciones presentes y las que nos siguen.
Ojalá cuando estemos cumpliendo 90 años muchos de los que leemos este artículo, nos demos cuenta (si al Alzheimer se le encontró cura para ese entonces y se alarga nuestra vida útil) que estábamos leyendo afortunadamente una gran verdad y que fuimos parte de ella.