Ladrillo tras ladrillo

Por: Juan Carlos Sosa Azpúrua

Bogotá, Medellín, Santiago….ciudades que como Fénix volvieron de sus cenizas, transformándose en referencias de civismo y belleza. Como rasgo común tienen el liderazgo que inspiró y obró con contundencia.
Amigos me asoman sus dudas, temores de vivir en una tierra arrasada por los vientos de esta revolución pestilente. Todos tenemos conocidos que han hecho sus maletas, buscando mejores destinos en otras latitudes. Y los que nos quedamos aquí, y aquellos que desearían regresar, somos atacados a diario por el monstruo de la duda, de la más honda desesperanza. Hoy creemos que sí y mañana que no, somos un círculo de emociones confusas que no terminan de cuajar en algo definido.

Pero lo cierto es que deseamos vivir en Venezuela, nos gusta esta tierra, su clima, nuestras memorias, las tradiciones de nuestros ancestros, el orgullo de haber sido el abrazo cálido para el perseguido. A la par de sufrir el secuestro de hampones que reemplazan el verbo con sus odios y rabias, nos cuesta aceptar que la maldad clavó sus dientes para comerse todo, nos tapamos la nariz ante tanta náusea.

Pero debajo de las capas de basura, corre el río de venezolanos de buen corazón que sueñan y merecen un país decente. A esos compatriotas les dedico estas palabras, te conozco amigo lector, sé que tú eres uno de los nuestros. La oscuridad de Venezuela no reside en las plantas hidroeléctricas, la falta de luz está en otra parte. Pero somos muchos los que no hemos bajado el interruptor de nuestras almas, somos una voz que ante las sombras responderá con ecos de libertad. Y cuando llegue la hora, aquí habrá fuerza para unirnos al coro de los Fénix, resucitaremos con brío y de las cenizas levantaremos el país que deseamos.

Ladrillo tras ladrillo haremos de Venezuela la nación de los que jamás inclinamos la rodilla, el país que no apagó la luz frente a los burlones espectros que bailaron en sus sombras.


(Este artículo saldrá publicado el jueves 21 de enero de 2010 en el diario El Universal)