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martes, febrero 01, 2011

La coartada de Rafael Ramírez: los secretos del enredo petrolero y fiscal del gobierno

Un mal recorre al gobierno: falta de autocrítica. Al menos eso afirman en foros oficialistas como Aporrea. Si hay un fracaso monumental en la construcción de viviendas, los culpables son las inmobiliarias y los bancos privados. Si no se resuelve la crisis eléctrica, la culpa es, naturalmente, de los ya lejanos gobiernos anteriores. Siempre la paja en el ojo ajeno.

Las declaraciones emitidas por el ministro de Energía y Petróleo, el jueves pasado, evidencian que este razonamiento será aplicado en lo sucesivo a la industria petrolera. Ramírez afirmó que existen algunas empresas que “no han cumplido con la producción acordada” con PDVSA, y que las ha exhortado a mantener la producción diaria. Y agregó que:

Si no cumplen con su plan, yo tendría razones suficientes para revisar los derechos otorgados.

Lo que está sugiriendo es que si la producción de crudo se mantiene por debajo de lo que aseguran las cifras oficiales, eso no es culpa (al menos no exclusivamente) de Petróleos de Venezuela S.A. De modo que el ministro ya juega posición adelantada ante la cada vez más inocultable y abrumadora evidencia de que la producción petrolera venezolana se está hundiendo, y se apresura a señalar los candidatos a responsables.

Pero resulta que esas empresas, presuntas responsables, no son concesionarias, sino socias minoritarias (además) de compañías donde la estatal venezolana tiene el 60% de la participación. Y digamos que el 60% de la responsabilidad. De modo que la principal responsable de no alcanzar la cuota acordada es PDVSA, de la cual el ministro Rafael Ramírez es presidente.

La realidad es que la caída en la producción de Venezuela está ligada a la declinación natural de los campos del occidente del país, que ya tienen más de 80 años en explotación. A esa situación hay que agregarle los retrasos en inversiones y actualización tecnológica, y los manejos poco adecuados de los pozos a los que se les pudo (o podría) sacar un poco más de provecho. Pero el hecho cierto es que hasta ahora eso no se ha sido así.

Paralelamente, la estrategia del alto gobierno para desarrollar la Faja del Orinoco, compartiendo áreas con nuevos socios (y en nuevas condiciones) no sólo no ha logrado subir la producción de crudo allí: es que además no ha evitado la baja de los 600.000 b/d de 1998 a los 400.000 b/d actuales.

Y el problema de fondo puede estar en un escalofriante número que empieza a circular entre los conocedores de la materia: de las reservas de la Faja del Orinoco sólo es recuperable el 8% con la tecnología actual. El 92% por ciento restante se queda por ahora en el subsuelo a la espera de nuevas tecnologías.



¿Rafael Ramírez sabe esto? Por supuesto. Tanto es así que en las mismas declaraciones que citamos más arriba para morigerar las cosas agrega que algunas de esas compañías (no dijo cuáles), asociadas en empresas mixtas con PDVSA, ya han respondido positivamente al requerimiento de “cómo van a hacer para que cumplan” con los niveles de producción.

El ministro sabe que está en manos de estos socios si quiere subir la producción. Lo que ocurre es que estos ya se deben haber percatando que explotar la Faja es más complicado de lo que parecía.

De modo que Ramírez y el presidente Chávez se han metido (y con ellos al país) en un callejón difícil de salir: por una parte han descapitalizado la capacidad humana y tecnológica de PDVSA y por otro se han buscado socios para explotar la Faja que están demostrando no tener ni el capital, ni la experticia, ni la experiencia necesaria.

Consecuencia: 1 de millón de barriles producción de crudo por debajo de la cuota OPEP. Esto, más los acuerdos de cooperación con el Caribe y con Cuba, son el origen de los problemas fiscales del gobierno, dos devaluaciones en doce meses y (no se nos olvide) parte de la causa de la todavía no superada crisis eléctrica.

Ramírez puede seguir insistiendo (como vemos, contradictoriamente) en que los que cuestionan los datos oficiales sobre los niveles de producción real de crudo manipulan las cifras. Pero el hecho cierto es que un país de las dimensiones del nuestro, que según los números oficiales produce más de 3 millones de b/d y exporta más de 2 millones, a los precios actuales no debería tener problemas fiscales. Y ese, no es el caso de Venezuela.

Es posible que ni siquiera la ola de protestas en el Medio Oriente, que puede que impulsen los precios del petróleo por encima de los 100 dólares el barril esta semana, contribuya a cuadrar las cuentas del ministro.


Pedro Benítez
Secretario Político del CEN de AD

Fuente: http://acciondemocratica.org.ve/ad/noticia/noticia.php?cod=336

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