jueves, junio 03, 2010
Choros en Fuerte Tiuna
Por: Enrique Ochoa Antich
¡Qué vergüenza, Mata! La noticia andaba de boca en boca. Nadie salía de su asombro. Motivo de burla, claro. Chascarrillo, mofa. Metáfora de la tragedia nacional que se vive. Chiste urbano: ¡tres choros armados entraron al Fuerte Tiuna, cuartel general del Ejército revolucionario y socialista que dice ser terror de la oligarquía y del imperio, y luego de someter a varios funcionarios, cargaron con la bicoca de 470 milloncejos!
¡Qué pena, Mata! Es metáfora, sin duda, porque muestra hasta qué niveles el hampa ha llegado a campear entre nosotros. Si esto es con la crema y nata de los militares, decía el corrillo popular, qué quedará para nosotros, los comunes y mortales. Pero también lo es porque muestra cuan débil es en realidad el poder que hace la pantomima de atemorizar a sus adversarios, cómo son de barro los pies del pretendido gigante. Lección en el rostro del tirano y de sus conmilitones que hacen aspavientos de su poder y en el fondo son enclenques y frágiles. ¡Casi para darles las gracias a los tres malandrines! Con Mao podríamos decir como descripción de este régimen de pacotilla: "Es un tigre de papel. Mirado por fuera parece un tigre, pero está hecho de papel y no aguanta un golpe de viento y lluvia".
¡Qué bochorno, Mata! Viéndolos asaltados en su propio patio, cómo lucen de hojalata las presillas de tus Generales en Jefe que no han comandado ni una leve escaramuza. Cuánta vacuidad los discursos del tiranuelo, tu amo: ¿con esta camarilla militar es que vamos a enfrentar el desafío de la fulana guerra asimétrica? Zapatea el tirano para hablar del imperio, infla el pecho para amenazar a la oligarquía colombiana, y mientras compra miles de millones en armas en Rusia, tres granujas le meten la mano en el bolsillo y le roban la cartera.
¡Cuánta deshonra, Mata! Si yo fuera el imperio ya sacaría mis conclusiones. Si yo fuera Colombia dormiría tranquilo. Dislocada y descompuesta debe andar esta Fuerza Armada, fracturada su cadena de mando, inservible su sistema de comunicaciones, penetradas de maleantes sus filas, si al interior de su principal baluarte tres bribones armados la escarnecen con este baldón.
A los venezolanos sólo nos queda rogarle a la divina providencia que a nuestros generalotes no se les ocurra dispararle un solo tiro no digo al imperio, ¡a nuestros vecinos neogranadinos!, pues por lo que puede verse hasta Valencia llegarán sus tanques y sus cachacos. Y nos queda algo más: darle la mayoría parlamentaria a las fuerzas democráticas, uno de cuyos principales compromisos legislativos es recomponer como tal a la institución armada, dar por terminado el criminal experimento de convertirlas en milicias "populares" y "revolucionarias" (valen las comillas), y quitarle el mando a los traidores para regresárselo a esa inmensa mayoría digna, honesta y democrática de oficiales que resisten en silencio y esperan.
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