Por: Henry Ramos Allup, Secretario General Nacional de AD
Mientras los estrategas de botiquín,
quienes no arriesgan ni un pelo, siguen haciendo negocios con su
antipolítica, quienes tenemos la responsabilidad de hacer
política la seguiremos haciendo para conciliar a Venezuela, hoy dividida
en dos pedazos por igual sumidos en la incertidumbre y angustia.
Entre campaneo de buen escocés y jamones
bien curados, la barra de cualquier bar de Caracas o del mundo es el
escenario donde los héroes del teclado y los managers de tribuna desde
su comodidad demagógica proclaman que todo lo que haga o diga la
Oposición siempre es desatinado y obediente a propósitos sucios,
negocios turbios y corruptelas inconfesables: si acudimos a las
elecciones o nos abstenemos; si respaldamos al candidato A en vez del Z o
a la inversa; si gestionamos por presos y exiliados o si los dejamos a
su suerte; si hacemos ahora y no antes en vez de hacerlo antes y no
ahora. Estos estrategas del confort decretan guerras y matanzas “para
salir de esto” porque “dictador no sale con elecciones”. Guerra y
matanzas, claro, en las que ni ellos ni sus hijos arriesgan un pelo,
puesto que “eso es asunto de los políticos; porque, debo aclararlo muy
bien, yo no soy político”.
La antipolítica, sépase, ha devenido en
un negocio cuyos impolutos agentes hacen operaciones colocando papeles
de la deuda pública, dólares y permutando oro a través de compañías
fumosas en paraísos fiscales. Si les contara…
No tengo la menor duda de que hay
“perros de la guerra”, en el Gobierno y en la Oposición, a quienes
conviene se mantenga la incomunicación y por eso destrozan cualquier
iniciativa que haga peligrar su negocio. Lo tuve claro cuando el pasado
1º de abril escribí en este mismo espacio un artículo titulado “Diálogo
Necesario”, rememorando una reunión que se efectuó un día de enero de
2003 en Fuerte Tiuna, en pleno paro petrolero, a la que asistieron Hugo
Chávez, José Vicente Rangel, los obispos Baltazar Porras (para el
momento Presidente de la Conferencia Episcopal) y Ovidio Pérez Morales,
Eduardo Fernández, Teodoro Petkoff, un coronel de apellido Lagonel e
Hiram Gaviria, quien fue el convocante. Cuando esa reunión trascendió a
la opinión, el único pagano fue el político, Eduardo Fernández, pese a
que él como todos los asistentes tuvo una posición muy firme y digna
reclamándole a Chávez todo lo que había que reclamarle. A Fernández lo
acusaron de lo que les dio la gana, exponiéndolo canallescamente al
desprecio público.
Cosa de revisar la historia para saber
que hasta en las guerras los beligerantes hacen un alto para regular las
condiciones de la matanza y recoger sus muertos y sus heridos. Hasta
los armisticios y rendiciones suponen conversación. Mientras que por
segunda vez en diez años un Papa visita Cuba comunista para escuchar las
lisonjas hipócritas de los hermanos Castro, que se meten su ateísmo en
el bolsillo porque han descubierto que el Vaticano es la llave preciosa
que puede abrirles la puerta del mundo capitalista, aquí los rabiosos de
parte y parte quieren que el Gobierno y Oposición sigan incomunicados
porque se benefician con eso. ¿Qué pasa en la realidad? Sucede que de
parte y parte los mensajes se cruzan porque ambos lados hay angustia
ante la incertidumbre. En la Oposición se sabe todo lo que ocurre en el
seno del Gobierno, enfermedad del Presidente y lucha por la sucesión
incluidas, y en el Gobierno conocen con pelos y señales lo que ocurre
dentro de la Oposición . Todo se cuela a discreción.
En el curso de este año, representantes
de la Conferencia Episcopal, empresarios, banqueros, medios de
comunicación y organismos de la sociedad civil han efectuado
tranquilamente reuniones con el gobierno y nadie los ha insultado. En la
AN diputados opositores y oficialistas intercambian opiniones
rutinariamente aunque no se pongan de acuerdo. ¿Por qué, entonces los
partidos políticos no pueden abiertamente dialogar con el Gobierno
aunque sea para no ponerse de acuerdo? ¿ La situación nacional es tan
cómoda como para que los “perros de la guerra” sigan imponiendo su
agenda y el Gobierno continúe haciendo lo que le venga en ganas?
¿Conviene mantener vacios los espacios donde podemos expresar nuestros
puntos de vista? Para verdadera ruptura, deberíamos renunciar a la vía
electoral, abandonar las gobernaciones y alcaldías que actualmente
ocupamos y alzarnos en armas. Estoy convencido de que quienes sabotean
la posibilidad de diálogo Gobierno-Oposición es porque quieren
mantenernos incomunicados y así mantener ellos el monopolio de las
conversaciones. Ni pendejos.
Queremos decir que los adecos vamos a
dialogar directamente, sin apoderados, con todos los sectores, con el
oficialismo y la oposición, cuando nos parezca. Que discutiremos todos
los temas sin discriminar ninguno por ser tabú “comunista”, cubano”,
“neoliberal”, o “pitiyanki”. Que seguiremos defendiendo a presos y
exiliados a disgusto de quienes quieren empantanar nuestras gestiones
por la envidia de que ellos no las emprendieron. Que vamos a votar el
próximo domingo por los candidatos de la Oposición asi no nos gusten. Y
que respetaremos el derecho de los que quieran seguir exiliados o
presos e incluso el derecho de los que quieran suicidarse.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario