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jueves, noviembre 01, 2007

El enemigo maniobra con engaño y recompensa.

Por Jesús Pettit Da Costa.
Su Majestad Imperial le teme a la abstención masiva, mucho más si es consciente, activa y militante, como lo será. Sabe que lo desestabilizaría. Sabe que sería mortal para sus planes de perpetuarse en el poder con la intención de convertir a Venezuela en otra Cuba. Sabe que acabaría con su antifaz electoral, el que se pone cada año valiéndose del fraude para simular democracia. Sabe que significaría su mayor derrota política y moral. Sabe que lo dejaría sin piso político para su proyecto y, por consiguiente, para su régimen. Sabe que lo expondría ante todos como un tigre de papel.
Y, como lo sabe mejor que nadie, trata de impedir la temida abstención masiva, mediante maniobras destinadas a dividir y crear confusión entre sus adversarios usando la recompensa y el engaño.
La recompensa por llevar gente a votar "no"
Hay una regla de la guerra que dice: los buenos guerreros hacen que los demás vengan a ellos y lo que impulsa a los adversarios a venir hacia ti por propia decisión es la perspectiva de ganar. Aplicando esta regla Su Majestad Imperial ha hecho siempre que la oposición aparezca en las encuestas ganando las elecciones mucho antes de la votación, para que se engolosine convocando la gente a votar. Y luego pocos días antes de la votación, cuando ya no hay tiempo de devolverse, cambiar las encuestas mostrando una inversión de los porcentajes que lo muestran ganador, ajustados al fraude ya montado por el cual nunca baja del 60% y la oposición jamás llega al 40%. Es una relación constante nunca antes vista.
Previendo que esta vez muchos no cayesen en la trampa, decidió ofrecer recompensa a los políticos que lleven gente a votar "no" (¿asombroso, verdad?). Incluyó en su proyecto de reforma constitucional una disposición que obligaría al gobierno a financiar las campañas electorales de los partidos de oposición. Corre el rumor, puesto a circular por fuentes fidedignas, que para comenzar la piñata contendría noventa mil millones de bolívares (90 mil millones) a repartir. De este modo, teniendo la piñata colgada para que la vean los invitados al referéndum y se le salgan los ojos, le está diciendo a los partidos de oposición: si me ayudan a que la reforma constitucional sea aprobada llevando la gente a votar, le damos palo a esa piñata que es para ustedes. Pero si la reforma constitucional no es aprobada, no habrá piñata y ustedes se quedarán pelando.
Esperamos que los partidos de oposición rechacen por ofensiva la promesa de pagarles las campañas electorales si contribuyen a la aprobación de la reforma llevando a la gente a votar "no" para facilitar que, por el fraude, aparezcan votando "sí". Y que, en un gesto de dignidad, rechacen altivamente el insulto convocando a la abstención.
Mientras se produce la reacción digna que esperamos de los partidos, veamos el lado positivo del asunto que se resume en esta máxima de la guerra aplicable a la política: si el enemigo otorga numerosas recompensas, es porque se halla en un callejón sin salida.
Podemos huele a engaño
Una regla de la guerra dice: toda operación militar implica engaño. Cuando se preveía una abstención masiva en las presidenciales, Su Majestad Imperial hizo una maniobra de engaño con la candidatura del "Conde del Guácharo", la que recibió una cobertura desproporcionada y se mantuvo hasta tanto resultó evidente que el supuesto candidato único de oposición garantizaba una concurrencia a votar suficiente para justificar las cifras del fraude.
Esta vez Su Majestad Imperial ha comprobado el fracaso de los partidos de oposición que están llamando a votar. La abstención no sólo es mayoritaria. Además va creciendo. En tales circunstancias ha aparecido la disidencia de Podemos. Aparenta ser sincera, pero tenemos derecho a desconfiar. Porque "si la mitad de sus tropas avanza (PSUV) y la otra mitad retrocede (PODEMOS), es que el enemigo piensa atraerte a una trampa."
La desconfianza crece cuando Podemos viene en auxilio de los que llaman a votar sin garantías electorales. Desde luego, no puede denunciar el sistema electoral fraudulento porque de éste vienen sus diputados, gobernadores y alcaldes. Y si, por tal motivo, está impedido de denunciar el fraude y exigir garantías electorales, no podemos tenerlo de aliado. Crearíamos confusión en nuestras filas.
Lo prudente es tratar la aparente disidencia de Podemos como una maniobra de engaño de Su Majestad Imperial. Y sospechar de sus intenciones mientras sigan llamando a votar. Después veremos.
Frase:
Esperamos que los partidos de oposición rechacen por ofensiva la promesa de pagarle el gobierno las campañas electorales si contribuyen a la aprobación de la reforma llevando a la gente a votar "no" para facilitar que, por el fraude, aparezcan votando "sí". Y que, en un gesto de dignidad, rechacen altivamente el insulto convocando a la abstención.

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